¿Qué son los métodos de trabajo denominados ágiles o agile? Todo lo que necesitas saber
En los últimos meses (y cada vez más en el ámbito empresarial), se viene hablando del método de trabajo agile. Una metodología que ha ganado muchos adeptos entre compañías de todo signo como parte de su proceso de transformación digital.
¿Pero en qué consiste exactamente el anglosajón ‘Agile metoder’? ¿Qué ventajas puede depararle a tu empresa si lo implementas en tu organización interna?
En Coolab hemos querido darle un vistazo en profundidad a este método de trabajo para solucionar todas las dudas al respecto. No por nada, sino porque cada vez más empresas de nuestro espacio de coworking están incorporando métodos de trabajo agile en su día a día, y nos pareció un tema muy interesante que sacar a colación.
¿Qué es el método de trabajo Agile?
Si bien Agile suele definirse como una metodología, lo cierto es que se asemeja más a una filosofía de trabajo. De tal forma que, y de manera resumida, podríamos definir como:
El método de trabajo Agile es una filosofía profesional para el desarrollo de proyectos donde la rapidez y flexibilidad son imprescindibles. Cada proyecto se divide en pequeños segmentos para su consecución individual (aunque complementaria con las otras partes) y evitar así los retrasos que suelen darse por depender de otros departamentos, facilitando su adaptación al entorno, las situaciones cambiantes y a las condiciones del trabajo en sí.
Con todo, si bien esta metodología cada vez está más de moda en el tejido empresarial de nuestro país (sobre todo en lo que respecta a las empresas de software), lo cierto es que en Estados Unidos esta filosofía se ha venido trabajando desde mucho tiempo atrás. De hecho, en 2001 se reunieron CEOs de algunas de las principales empresas de software en Utah para redactar el llamado ‘Manifiesto Agile’.
Un manifiesto en el cual reunieron algunas de sus principales ventajas:
Método Agile: ventajas y desventajas
Como decíamos en el punto anterior, las grandes ventajas de esta filosofía se resumieron en el ‘Manifiesto Agile’ de 2021. Concretamente en 4 puntos:
- Mejora de la calidad: se fomenta el enfoque proactivo de los miembros del equipo en la búsqueda de la excelencia del producto, así como la revisión constante de cada una de las partes.
- Compromiso del equipo: la autogestión individual de los distintos trabajadores fomenta la creatividad de los mismos. Una independencia que, si bien no es total, genera conciencia de equipo y hace que los distintos profesionales se sientan más realizados.
- Rapidez: sin duda la gran ventaja de esta filosofía. Tanto a nivel interno como de cara al cliente. La departamentalización del trabajo acorta los ciclos de producción y facilita la toma de decisiones al no depender en todas las fases del proyecto de otros equipos.
- Mayor productividad: por idénticos motivos que los comentados antes. Gracias a la división de las tareas se reducen los tiempos de espera que suelen darse cuando el trabajo de un departamento requiere que otro finalice el suyo. De hecho, una metodología Agile bien implementada debería reducir estos tiempos de espera a 0.
Con todo, a lo largo de los años (y en base a la experiencia) se ha visto cómo esta filosofía de trabajo proporciona además otra serie de ventajas:
- Mayor satisfacción del cliente: el cliente participa de todas las fases del proyecto. Un compromiso que además se ve recompensado con una entrega más rápida de cada una de las partes.
- Métricas más acertadas: la compartimentación de las distintas fases del proyecto permite a su vez un análisis más ágil y pormenorizado de cada una de las etapas.
- Optimización de costes: este constante análisis de los resultados y de cada una de las fases del proyecto, permite corregir errores de manera inmediata y, por lo tanto, evitar tener que corregir todo el trabajo realizado una vez finalizado por completo el proyecto.
¿Cuáles son los métodos ágiles de gestión de proyectos más utilizados?
Agile no solo consiste en un único método. Tal y como comentábamos antes, más bien se trata de una filosofía de trabajo y, como tal, son varias las metodologías que pueden englobarse bajo dicho paraguas.
En este sentido, hemos reunido aquellos 3 métodos más implementados en las empresas y respecto a los cuales está más que comprobada su efectividad.
Método Agile Scrum
También conocida como la Metodología del Caos (no te dejes asustar por su nombre), basa su estructura en el desarrollo incremental y las reuniones de planificación y corrección diarias.
¿Pero qué significa eso del desarrollo incremental? Pues básicamente en dividir el ciclo de desarrollo del producto/servicio en pequeños proyectos agrupados en 3 etapas: análisis, desarrollo y testing.
Estos proyectos suelen ser Sprints donde la flexibilidad y la revisión constantes son máximas a seguir. De este modo, se optimiza de forma diaria cada uno de los “miniproyectos” que integran el trabajo para que el conjunto de tareas se vea recompensado de manera progresiva.
Método Agile Inception
Esta metodología en concreto está más orientada a la definición de los objetivos empresariales de una compañía: metas, público objetivo, buyer persona, propuestas de valor añadido, etc.
Para lograrlo, las reuniones giran en torno al concepto Elevator Pitch. Es decir, cada participante tendrá 5 minutos para exponer su punto.
De esta forma, las ideas son presentadas de forma concisa, directa y clara; evitando derivaciones a otros temas, debates innecesarios y esas reuniones interminables que todos tememos y que tanto lastran la productividad.
Método Agile Kanban
Esta metodología, totalmente vinculada al software de gestión de proyectos del mismo nombre, tiene como objetivo compartimentar cada uno de los trabajos del proyecto en 3 bloques de tareas (pendientes, en proceso o terminadas), con fechas de entrega delimitadas, y presentados de la forma más visual posible.
Todas estas fases y bloques han de estar disponibles para todos los miembros del equipo. De esta manera, se evitan duplicidades o que alguna de las tareas quede en el olvido